LA ENTEREZA DE LUIS GÓMEZ WANGÜERMERT

Por José Antonio Quintana García joaquinta35@gmail.com                                Al emigrante palmero  Lorenzo Luis Gómez Wangüemert (1901-1980) se le considera una leyenda del periodismo cubano. Emigró muy joven, a los 16 años y enseguida demostró su talento, al punto que sustituyó a Alejo Carpentier en el cargo de Jefe de Redacción de la revista Carteles en 1925.  Tres años antes había fundado otra revista Talía.

Durante su extensa trayectoria escribió para Mundial, Bohemia,  Diario Cuba,  Heraldo de CubaMagazine de una Raza, El MundoCarteles,  El Crisol y  Social. En algunos de estos medios de comunicación fue Jefe de redacción o de Información. Ganó notable audiencia cuando era comentarista de temas internacionales en CMQ-TV.




 
Con Vilma Espín, combatiente y dirigente política y la periodista Marta Rojas

Hay una anécdota narrada por el cronista Enrique Núñez Rodríguez, quien trabajó con  Luis Gómez que ilustra la entereza de este periodista extraordinario. El ataque al Palacio Presidencial fue una acción organizada por el Directorio Revolucionario para ajusticiar al dictador Fulgencio Batista:

“El 13 de marzo de 1957, el asalto a Palacio conmovió la redacción. Entre los mártires de aquel hecho heroico estaba el hijo de Luis Gómez Wangüemert. Todos acudimos a la mesa de trabajo del padre. Nunca olvidaré la recia estampa de aquel hombre, herido por un profundo dolor, que recibía las muestras de condolencia de sus colegas con una serenidad cercana al estoicismo. Las medias palabras de pésame fueron interrumpidas, de pronto, por aquella potente voz que lo hizo, después, el más escuchado y profundo de los comentaristas internacionales de la televisión. Dijo: –Bueno, a trabajar.  Y se sumergió en sus papeles,   sin una lágrima, ofreciéndonos lo que a mí me pareció, y me parece, la más digna lección de periodismo que haya recibido en mi vida”. 

Sobre el hijo de Wangüemert les cuento  que también participó  en la expedición de Cayo Confites, con un grupo de jóvenes cubanos que intentó liberar al pueblo de Santo Domingo, del tirano Rafael Leonidas Trujillo. Estas experiencias las publicó en la revista Carteles, en la  serie de reportajes "Diario de Cayo Confites". 









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